jueves, 24 de mayo de 2012

Llegar a tiempo



Cuando elegí la oncología radioterápica como especialidad asumí que tendría pacientes que no se curarían, que irían mal por mucho que lo intentara y que podría pasarlo mal por ello. Pero si la escogí fue porque también sabía que habría otros muchos que irían bien, que se curarían y, si no era así, al menos conseguiría que mejoraran gracias a cosas tan importantes como puede ser que desaparezca su dolor.

Hoy, como ya he hecho en otras ocasiones, quiero compartir con vosotros dos de esas alegrías que sólo pueden darnos nuestros pacientes:

La primera es que he podido decir a un paciente que está en respuesta completa, que el tratamiento ha ido bien y ahora está bien. Vale, hay que continuar las revisiones, es pronto para decir "estás curado" pero esa respuesta completa, que ahora no tenga ni resto de su enfermedad es mucho para él, pero también para mí. Cuando lo he visto esta mañana ni os imagináis la alegría que me ha dado.

La segunda es que, un paciente con síndrome de compresión medular (incapaz de mover las piernas y con incontinencia de esfínteres) que llegó el jueves pasado a nuestro servicio derivado de forma urgente ha mejorado con el tratamiento y ahora puede mover las piernas, sostenerse y hacer pequeños movimientos por su casa apoyándose. No sé para vosotros, pero para mí es un mundo. Pensé que cuando llegó el jueves con esos síntomas nos encontrábamos ante una situación irreversible y que la radioterapia, aunque puede que le mejorara un poco el dolor que también presentaba, no le devolvería la movilidad. Pero no ha sido así, ¡ha recuperado parte! y quiero pensar que con rehabilitación y fuerza de voluntad quizás sea cuestión de semanas que vuelva a caminar como antes.

A raíz de lo que ha pasado con este segundo paciente quiero recordar la entrada que escribí hace meses sobre el síndrome de compresión medular y la importancia de un diagnóstico y un tratamiento precoz:


Porque es entonces cuando puede que recuperen la movilidad y vuelvan a ser independientes para las actividades de la vida diaria. Este paciente, por lo demás estaba bien. Había pasado de ser totalmente independiente a tener una dependencia total. ¿Os imagináis lo que supone para él volver a mover las piernas? Le queda trabajo por delante, y mucho, pero yo creo en él.  




4 comentarios:

  1. A veces nos amargamos por detalles diminutos, no le damos importancia a poder andar, poder comer, vivir sin depender de alguien que te mueva ....
    La Vida consiste en valorar los pequeños detalles, que si faltan .... se convierten en grandes, muy grandes ....

    Millones de besos ¡guapa!

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    1. Cuánta razón en tus palabras, Juana! Esas pequeñas cosas que no valoramos como deberíamos, son tan importantes, tan básicos, que nos permitimos el lujo de pensar que nunca nos faltarán y cuando lo hacen... Ufff!
      Un besote enorme y gracias por pasarte por aquí!

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  2. Tere, qué alegría me da ver que confías en la rehabilitación como medio para recuperar la funcionalidad. Vuestra labor es muy, muy importante, pero para que la persona se sienta realizada debe ser lo más independiente posible y ahí entran los terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas.

    Como bien dice Juana no damos importancia a detalles como comer y beber, vestirnos o lavarnos solos cuando estamos sanos, pero cuando una discapacidad venga por lo que venga nos lo impide llegamos a perder nuestra identidad como personas.

    Muchísimas gracias por esta entrada, me encanta conocer a profesionales como tú que saben lo que de verdad necesitan sus pacientes.

    Un beso fuerte!!

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    1. Wapa! Gracias a ti por pasarte por aquí! Cómo no voy a acordarme de vuestro papel en estas personas, es muy pero que muy importante :).
      Un abrazo enorme!!!

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