sábado, 1 de noviembre de 2014

De lo inespecífico a lo determinante


Desde hace una semana quiero escribir sobre eso, lo inespecífico y cómo puede llegar a jugarnos una mala pasada en cuanto a oncología se refiere. 

Sé que el cáncer no es la patología más frecuente en la que hemos de pensar cuando nos pasa algo, por poneros algunos ejemplos:

  • Si tengo malas digestiones y siempre que estoy nerviosa se me cierra el estómago no voy a creer que tengo un cáncer gástrico, más bien pensaré que tengo una gastritis, reflujo gastroesofágico, que soy delicada para ciertas comidas, que tengo infección por H. Pylori o que simplemente mi estómago es más delicado que el de los demás.
  • Si me mareo un día cualquiera no creeré que tengo algo en la cabeza sino que me ha dado una bajada de tensión.
  • Si voy al baño de manera irregular, me hincho más cuando como y a veces mancho un poco cuando hago deposición no pensaré que tengo un cáncer colorrectal sino que tengo alguna hemorroide interna que hace que sangra de cuando en cuando y puede que tenga pólipos, divertículos o intolerancia a ciertos alimentos (etc...)

Y por eso, porque hay síntomas que son muy inespecíficos que o pasamos por alto o cuando los consultamos los quitan importancia y nos tranquilizan sin necesidad de pruebas complementarias porque lo más común es que no sea nada maligno, hay veces que nos llevamos sustos.  

Ahora no sé qué pensar, ¿mejor consultar por todo y hacernos pruebas siempre?. Sinceramente no creo que sea la solución, entre otras cosas porque en la mayor parte de las ocasiones será algo bueno que no habría necesitado nada. Pero, ¿qué pasa cuándo te encuentras entre los que, de esos síntomas inespecíficos a los que se les quitaba importancia, al final tienes un cáncer? Y sí, lo escribo tal y como se llama, con todas sus letras porque es lo que es y la rabia cuando llega el diagnóstico te lleva al: "Decían que no era nada y tengo cáncer".

No voy a hacerme hipocondríaca de la noche a la mañana ya que, trabajando en lo que trabajo, me supondría vivir en un sinvivir, pero confieso que me da rabia que sea una enfermedad tan cab...a que a veces se presente de la forma más inespecífica. Eso sí, si un paciente consulta por algo varias veces, por mucho que no parezca nada serio, hacedle caso, seguramente haya algo detrás.

Para terminar os dejo la entrada en Avances en Gestión Clínica que muestra el lado opuesto a lo que acabo de deciros hablando de lo estigmatizado que puede llegar a quedar quien ha tenido cáncer y las consecuencias que esto puede tener:


En definitiva, creo que Horacio está lleno de razón:


Pero, ¿cómo saber dónde se encuentra ese punto medio?



4 comentarios:

  1. Me ha encantado la entrada. Creo que el punto intermedio es complicado de encontrar en muchos sentidos... y en la práctica clínica no va a ser para menos.

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  2. Creo que no hay que caer en la histeria. Cuando te dedicas a la Medicina, aprendes que hay muchas variables que no puedes controlar y que, a veces, tienes que trabajar con probabilidades. La mayoría de las veces esos síntomas inespecíficos se explican por patologías no malignas. La posibilidad de que haya una enfermedad neoplásica detrás siempre está ahí; pero, como decía antes, puede ser más o menos probable y trabajamos con eso. Sin embargo, aunque la probabilidad sea muy baja, a veces ocurre, a veces es por una neoplasia, y lo digo por experiencia propia...
    Aun así, sigo pensando que no hay que rasgarse las vestiduras por ello ni caer en la histeria. No se le tiene que hacer un TAC a todo estreñimiento o a toda cefalea que entra por la puerta de la consulta.

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    1. Toda la razón, Cris. Y siempre lo más importante es una buena historia clínica con una buena exploración y, como decía en la entrada, si un paciente se muestra precupado por algo y no para de consultar por ello... Ojo! Por mucho que no nos parezca nada serio quizás haya algo detrás.

      Un abrazo enorme wapetona y muchas gracias por pasarte!!!

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