jueves, 20 de mayo de 2010

Una reflexión

Esta mañana ha pasado algo que me ha hecho pensar y plantearme varias cosas.

Como os dije en mi anterior entrada, estoy rotando en Radiofísica durante 2 semanas y ahora he dejado mi labor como médico por un tiempo para ser "radiofísica" y ver las cosas desde su punto de vista.

El caso es que hoy, estaban calibrando uno de los aceleradores de tratamiento cuando, una de las pacientes que estaba esperando para tratarse en otro de los aceleradores ha empezado a ponerse mala. Estaba quejumbrosa, adormilada... Enseguida ha llegado la adjunta que la lleva y han empezado a tomarla las constantes. Se encontraba hipotensa, taquicárdica, desaturada... en fin... muy pero que muy malita. Yo, que estaba en la sala de al lado, con los físicos y la calibración de la máquina, sólo oía a mi adjunta hablándola y a la familia llorando... No veía a la paciente, en ese momento de hecho ni siquiera sabía lo que pasaba, pero veía a sus familiares ir y venir, a mi adjunta pidiendo ayuda al sanitario para pasarla a la sala de al lado...

Quizás os parecerá raro, pero según iba pasando el tiempo yo me encontraba peor, más angustiada, mareada... Me veía impotente (de hecho sabía que no debía ir porque mi adjunta tenía ayuda de sobra y lo que menos necesitaba en ese momento era alguien más estorbando... ). Cuando ya no he aguantado más, he salido a que me diera el aire e informarme de lo que había pasado. Es entonces cuando me he enterado de que se trataba de una paciente muy joven (poco más de 40 años) con un cáncer de pulmón diseminado que estaba muy malita, tanto que no sabían si conseguirían pasarla a una habitación para que la familia pudiera estar con ella. El día anterior le habían visto en consulta para valorar la posibilidad de tratamiento radioterápico de una carcinomatosis leptomeníngea y, aunque mi adjunta le informó de lo malo del pronóstico a pesar de que se tratara y de que incluso cabía la posibilidad de que fuera a peor con el mismo, tanto ella como su familia querían agotar hasta el último cartucho y luchar hasta el final, por lo que hoy, en teoría, iniciaba el mismo.

Se trataba de esos pacientes con un gran apoyo familiar que, aunque precisan de una bomba de morfina y una serie de cuidados, se encuentran en seguimiento por el ESAD de área y viven en su casa. De ahí que viniera al tratamiento acompañada de toda su familia (cuando digo toda, es literalemente toda) y que cuando se ha puesto malita todos estuvieran agitados, sin saber qué hacer ni cómo reaccionar. Sabían que estaba malita, que el pronóstico era pésimo pero de ahí a estar preparados para el final hay un gran paso... Tan grande que dudo que nadie llegue a asumirlo por completo por mucho que se lo digan o lo sepa.

Cuando hablaba con uno de mis compañeros me decía: "Tere, no sé cómo no la han sedado ya. Está muy malita y para pasar un mal rato cuanto antes la seden mejor". Yo, que sabía que estaban intentando trasladarla a una habitación de las que tenemos en curiterapia para allí, una vez con su familia, ponerla todo lo que fuera necesario, no compartía su opinión. Para mí, mi adjunta estaba actuando muy bien no poniéndola ningún tipo de sedación mientras se encontrara en esa sala tan pequeña, sentada en uno de esos sillones hospitalarios que, aunque se recuestan son de lo más incómodos . Ya que esa sedación podía suponer su final y el llevarla a una habitación no ha supuesto más de 10 minutos.

Ella estaba adormilada, hipotensa, desaturada... sí, pero no se estaba enterando de nada, era la familia la que estaba sufriendo más al verla así y lo sé, pero también sé lo que se agradece poder estar en una habitación con tu padre, tu madre, tu tí@, tu herman@, tu abuel@, tu hij@... llegado el momento del último adiós. Y eso es lo que le decía a mi compañero, que si me pasara a mí, daría lo que fuera por poder estar al lado de él/ella, en una habitación acompañada de mi gente, de mi familia, agarrándole la mano en el momento del final.

Creo que eso es algo que no se paga con dinero y supone tanto (en mi experiencia personal tuve que decirle el adiós en una UVI, con 10 pacientes más, pero donde tuvieron el detalle de dejarnos pasar a mis hermanos, a mi madre y a mí, ponernos unos biombos y dejarnos estar todo el tiempo al lado de mi padre. De hecho no le quitaron la bomba de NA ni le subieron la sedación hasta que no llegó el segundo de mis hermanos y eso es algo que siempre agradeceré. Hubiera preferido estar en una habitación, sí, pero el hecho de haber podido darle la mano y llenarle de besos en su último suspiro es algo que no se paga con dinero y me siento muy afortunada por haber podido hacerlo).

El caso es que también entiendo la postura de mi compañero, veía sufrir a su familia y pensaba que eso era un sufrimiento innecesario. ¿Pero realmente era un sufrimiento para la familia esa espera a cambio de poder estar con ella, en una habitación, dándola la mano en su último adiós? Yo creo que no, ¿qué pensáis vosotros?

Como anécdota deciros que la historia tiene un final relativamente feliz. Y es que sí que está muy malita, y de hecho finalmente no van a tratarla con RT, pero al final resultó que estaba intoxicada con la morfina y con los sueros y un poco de naloxona se ha recuperado lo suficiente como para poder mandarla a su hospital de referencia y con un poco de suerte de ahí vuelve a su casa para morir allí rodeada de los suyos. No sé vosotros, pero yo firmaría por, llegado el momento, poder estar en mi casa, rodeada de mi gente.


5 comentarios:

  1. Eres testigo de grandes momentos. Tu profesión está en contacto con la verdadera humanidad.

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  2. Estoy totalmente de acuerdo contigo. A veces hay decisiones que desde fuera pueden parecer poco meditadas o inhumanas, alargando el sufrimiento porque sí... pero cuando conoces los motivos, los pacientes/familiares son los primeros en agradecerte esos minutos de más.

    Besos!!

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  3. Gracias Luis! Sí, en mi profesión vivimos grandes momentos y más aún en una especialidad como la mía. Sólo espero no equivocarme con las decisiones que tenga que tomar cuando sea yo la que esté en el lugar de mi adjunta. Una siempre piensa en sus pacientes y familiares pero entendería que cierta postura pudiera verse como un sufrimiento inapropiado... Confío en que mi instinto me diga como actuar en cada situación...

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  4. Un millón de gracias Anna!!! Me alegra saber que alguien como tú está de acuerdo conmigo!
    Un beso enorme!!!

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  5. Ains, qué valor para estar en una especialidad como la tuya.

    Yo estoy de acuerdo contigo, el sufrimiento en realidad es inevitable, si va a fallecer, pero el valor de poder dar "el último adiós" y que la paciente a su vez se sienta rodeada por los suyos, es incalculable.

    "Ahorrar sufrimiento" por decirlo así, en este contexto, no tiene por qué hacer las cosas más fáciles. Despedirse es algo necesario, para todos.

    Me alegro de que ganara algo más de tiempo y al final se recuperara ^^

    un besito!

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