Octavo 11 del 2011

Hace ya ocho meses que me prometí que este año asociaría el nº 11 a algo bueno y en eso estoy. Como ya os he dicho varias veces, Iñaki me ayuda a ello con su blog y la verdad es que nunca me cansaré de darle las gracias. (Iñaki, cómo no vamos a hacerte un vídeo como el de ayer. ¡¡¡Te mereces eso y mucho más!!)

Hoy en Alicante hace un día nublado, tristón, y no tengo muchas ganas de escribir pero como buena promesa he de cumplirla y, aunque sea corto, será. 

Esta vez dedicaré mi entrada a la música, para ser más concretos, a la música clásica. Algo que a él le encantaba hasta el punto de que, aunque no entiendo todo lo que me gustaría, la aprecio muchísimo y son muchos los días en los que me acompaña. Días en los que me es inevitable acordarme un poco más de él, si es que eso es posible... 

Parece mentira que hayan pasado 39 meses. Todavía son demasiados los momentos en los que me siento incapaz de asumir que nunca, nunca, nunca, volveré a verle.

La obra que os dejo es otra que pidió para su funeral. Le gustaba mucho y, de hecho, unos meses antes me había regalado un CD con una selección de distintas piezas de música clásica entre las que se encontraba ésta. Es muy triste, cada vez que la escucho soy incapaz de no llorar pero, a la vez, confieso que es como si le tuviera más cerca, como si nada hubiera pasado. Lloro, pero me trae tantos recuerdos suyos que, en cierto modo, saber que siempre me pasará ésto, me consuela. Siento que con ella su recuerdo siempre seguirá vivo. Espero que os guste, es preciosa:

Adagio de Albinoni

"El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos."

Oscar Wilde

"La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido."

Leonard Bernstein