sábado, 23 de julio de 2011

Habla chucho, que no te escucho




De nuevo, una entrada de Miguel en Salud con cosas ha motivado que escriba una aquí. Se trata de:


Más que contaros de qué va os remito a ella, es muy recomendable. Al leerla me he dado cuenta de lo que pedimos a veces los médicos... de todo. Por pedir que no sea: un PET-TAC, RMN, el acelerador más moderno... Evidentemente cada uno tira para su casa, para su servicio y quiere tener lo mejor. 

Solemos intentar, como es lógico, que el paciente se haga todo en nuestro hospital. Es lo más rápido y cómodo para todos, empezando por el propio paciente, pero a veces no es posible. No todos los hospitales pueden tener de todo pero eso no significa que nuestros pacientes no puedan tener lo mejor o, al menos, no debería ser así. 

Normalmente, por lo que he vivido hasta ahora, si el paciente necesita hacerse una prueba o recibir un tratamiento que no podemos ofrecerle nosotros, les podemos remitir a otro hospital sin problemas. Es cierto que cuando hay una derivación de por medio todo se retrasa más que si fuera en nuestro hospital y por eso veo muy importante que, si se quieren hacer las cosas bien, se piense en esas opciones con tiempo . Si lo hacemos así el paciente acabará teniendo lo que necesita y cuando lo necesita. Por supuesto, siempre se puede poner como urgente o preferente para acelerar el proceso, pero lo ideal es tenerlo en cuenta a tiempo.

Para conseguirlo es necesario conocer esa posibilidad y de ahí la importancia de que haya una buena coordinación por un buen médico, normalmente un buen MAP, seguido de una buena colaboración entre las distintas especialidades implicadas en el caso. 

En demasiadas ocasiones, teniendo en cuenta que las cosas deberían ser así siempre, ésto no se da. Como médico especialista en una de esas especialidades que no tienen todos los hospitales, he de decir que a veces no se piensa en ella como otra opción de tratamiento y, o se omite, o se ofrece cuando ya es muy tarde...

No puedo evitar comentar cómo son muchas las veces en las que cuando ya no se sabe que ofrecerle al paciente y llega un período vacacional se piensa en: " A ver si con un poco de radioterapia mejora" A lo que yo digo: "Cómo?! Un poco de radioterapia?, Eso no es así!!!" Se ilusiona al paciente y cuando llega a nosotros y no podemos conseguir el milagro que espera se lleva un evidente disgusto.

Sé que hay casos muy complicados, que 4 ojos ven más que 2 y que nunca se sabe si otro podrá ofrecerle algo que tú no, pero... No sé, creo que a veces nos falta conocimiento (a mí la primera), sobre las distintas opciones y no hacemos las cosas todo lo bien que podrían hacerse. Sólo nos importa lo nuestro.

Cuando me quejo de esa frase de "un poco de radioterapia" lo hago porque evidentemente me toca directamente y me duele no poder obrar el milagro que se espera. Siento que a veces puedo llegar a quedar como la "mala", la que ha tardado en tratarle, la que le ha recomendado que no se trate porque difícilmente obtendrá un beneficio del tratamiento sino posiblemente todo lo contrario... Uf! Difícil.

El caso es que a veces pensamos mucho en lo nuestro sin pensar en lo de los demás. Nos obcecamos en lo que queremos para nosotros, en lo que podemos hacer nosotros y no vemos otras posibilidades ni escuchamos ni hacemos por aprender y mejorar. Creo que tenemos que aceptar nuestros límites, pedir lo que necesitamos pero con una buena justificación y, si no podemos tenerlo, derivar donde sí lo tengan.

No hacer lo de 1º yo, 2º yo, 3º yo... y, encima, si todo sale bien es cosa mía y si no... lo mando a otro que será el que tiene la culpa fijo, ¡cómo voy a ser yo!

Hay que escuchar más, seguramente si lo hiciéramos siempre todo iría mejor.

"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo."
Oscar Wilde

2 comentarios:

  1. Hola Tere, sin tener más conocimiento de causa, tu entrada de hoy me recuerda mucho al juego de la patata caliente, que nos vamos pasando un globo, que se va hinchando, y solo es cuestión de tiempo que le explote a alguien en la mano, lógicamente deseando que no sea a ti.

    Lamentablemente en ocasiones parece que es el paciente la patata calienta que nadie quiere que explote en nuestro hospital, en nuestra unidad, o en nuestro servicio... y si puede hacerlo en las narices de otro mejor que en las nuestras.

    Como dices, triste, muy triste... pero real. No dejes que eso te afecte, si te llegan patatas calientes, estoy seguro que harás todo lo mejor que esté en tus manos... aunque en muchas ocasiones, tu sonrisa y tu sinceridad serán lo único que puedas ofrecerles.

    Besazos!

    ResponderEliminar
  2. Iñaki, muchísimas gracias por pasarte por aquí! :)

    Sí, lo que comento tiene algo del juego de la patata caliente... Sobre todo en la parte de que nos llegan pacientes cuando no saben qué hacer con ellos... A veces les podemos tratar pero hay otras en las que no podemos, o lo hacemos por si hat suerte y funciona pero no siempre es así :( Uf!

    Espero ir haciéndolo bien, pero a veces me pasan muchas cosas por la cabeza, demasiadas, últimamente, desde que soy adjunta, más.

    Un abrazo enorme!

    ResponderEliminar