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miércoles, 13 de mayo de 2015

Para cuando no se sabe qué decir... las "tarjetas empáticas"


Ayer, cuando un buen amigo leyó esta entrada: "Superviviente de cáncer diseña las tarjetas que le hubiera gustado recibir" pensó en Carpe Diem y acertó, porque nada más leerla supe que tenía que compartirla.

Hace 14 años a la diseñadora gráfica Emily McDowell le diagnosticaron un linfoma de Hodgkin que precisó tratamiento de quimioterapia y radioterapia durante 9 meses y lo que más duro le resultó fue perder amistades porque no sabían qué decirle. Es por eso que creó las "tarjetas empáticas" para ayudarnos en esos momentos en los que un amigo está pasando por  el tratamiento de un cáncer y no sabemos qué decir.

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De las que he leído elegí esa porque, como oncóloga y familiar, veo que después de la quimioterapia en muchas ocasiones se altera el gusto y, más que celebrarlo con una comida en un restaurante estupendo, lo que importa es que sea una quimio menos de las previstas y una comida que todavía sepa a algo, que sepa bien, sea cual sea.

A vosotros, ¿qué os parecen estas tarjetas, pensáis que podrían seros de ayuda si os vierais en esa situación?, ¿cuál os ha gustado más?.


martes, 30 de septiembre de 2014

¿Damos la información adecuada?


A esta viñeta llegué a través de Blanca, ¡gracias!

Como os anunciaba en mi última entrada, del Viernes 19 al Domingo 21 de Septiembre tuvo lugar el primer Tweetchat en inglés-español entre oncólogos radioterápicos y creo que estuvo muy bien. A mi corta experiencia profesional le resultó de lo más interesante y enriquecedor, tanto es así que estoy deseando que Matthew ponga fecha para el próximo.

De todo lo que se tuiteó en esos días con los Hashtags #radonc y #radonc #es saqué varias cosas, entre otras varios artículos como el de Lesley Fallowfield que quiero comentaros en la entrada de hoy al que llegué gracias a Richard y este tuit:


Si bien es de hace más de 10 años, de Noviembre del 2001, al igual que Richard creo sigue siendo muy bueno a día de hoy. No hay más que leer el subtítulo para comprender por qué lo digo:

Desire for information is not the same as a desire to participate in decision making

Participación de los pacientes en la toma de decisiones sobre el tratamiento del cáncer
El deseo de información no es lo mismo que el deseo de participar en la toma de decisiones

Aunque aquí os voy a comentar la mayor parte, no dejéis de leerlo.

(...) For many types of cancers, however, the most appropriate management is not always clear or based on the best evidence from well conducted randomised controlled trials.

Y es que hay veces en las que el mejor tratamiento no es el que tiene un mayor nivel de evidencia. Cada paciente es un mundo y hay que individualizar los tratamientos. Que no tengamos las soluciones a todo en las guías y protocolos hace que la Medicina sea una ciencia preciosa (al menos para mí, jeje).  Pero admito que, si no fuera así, me ahorraría muchos quebraderos de cabeza...

(...) A clear distinction needs to be made between a desire for information and a wish to assume responsibility for decision making. (...)

Lo que decía el subtítulo, hay que diferenciar el deseo de información del deseo de asumir la responsabilidad en la toma de decisiones. Los pacientes suelen querer saber lo máximo posible sobre el tratamiento, sus efectos secundarios, su pronóstico... pero eso no quiere decir que no necesiten que la decisión sea tomada de forma conjunta, guiada por la opinión y experiencia de su médico.

Many studies have shown that patients want much more information than their doctors believe they do (...)

En definitiva, no solemos dar toda la información que les gustaría tener o no se la damos cómo deberíamos, de una forma comprensible, que entiendan y realmente pueda servirles a la hora de tomar la decisión sobre el tratamiento.

The choices of treatment put before patients should involve an adequate and objective appraisal of information, delivered in a patient centred manner backed by information booklets, audio and video tapes, and references to good websites (...)Unfortunately even when evidence concerning improved survival or disease free intervals exists, data on quality of life are either missing, sketchy, or not well integrated into the analysis of overall benefit ( ...) Further, doctors admit to having difficulty integrating the results from formal assessment of quality of life by questionnaires into clinical management (...) In some situations, including adjuvant therapy and palliation, these quality of life parameters might be the most important areas of information that a patient requires about likely benefit before consenting to treatment.

Las opciones de tratamiento deben implicar una información adecuada y objetiva, centrada en el paciente y dada, en la medida de lo posible, apoyándose en folletos, vídeos, referencias a buenas páginas web... Por desgracia, se tienen muchos datos sobre supervivencia, pero pocos sobre la calidad de vida después de lo tratamientos, algo muy importante a la hora de la toma de decisiones. Si el paciente supiera que va a vivir más tiempo pero sin poder tener una buena calidad de vida, quizás habría quien prefiriera vivir menos pero con una buena calidad de vida. Los pacientes pueden estar de acuerdo con el tratamiento sin ser realmente conscientes de lo que va a suponer a sus vidas, por sus efectos secundarios. A los médicos suele costarnos integrar en nuestro día a día los resultados de la evaluación de la calidad de vida mediante cuestionarios, prefiriendo confiar en nuestra impresión clínica sobre la tolerancia o el impacto que tienen en su calidad de vida los efectos secundarios (por poneros un ejemplo uno muy sencillo como es en el caso del cáncer de próstata la recuperación de las relaciones sexuales y cómo eso llega a afectar a los hombres). Podría decirse que en algunas situaciones, incluyendo los tratamientos adyuvantes (complementarios) y paliativos, la calidad de vida puede constituir la parte más importante de la información que hemos de dar al paciente para que decida si quiere o no consentir el tratamiento (si con nuestro tratamiento no le garantizamos una mejoría notable y sí que sabemos que le puede suponer una serie de efectos secundarios que mermen su calidad de vida, ¿realmente creéis que elegirían tratarse?)

Patients cannot participate in decision making to their desired extent unless they have the right types of information, given in ways optimal for their own level of understanding. (...) True patient participation, which may include an expressed preference by the patient to assume a more passive role about the type of information they require, and involvement in decision making is, for most, an unachievable goal unless we see some real improvements in the current system of healthcare delivery. Too many patients are being seen by too few doctors in over burdened clinics with inadequate support staff for meeting adequately the individual information needs of patients with cancer."

Los pacientes no pueden participar en la toma de decisiones de la manera que a ellos les gustaría salvo que tengan una información adecuada y comprensible (adaptada a ellos). Una auténtica participación del paciente, que puede incluir el deseo de tener un papel más pasivo sobre el tipo de información que necesita, es, para la mayoría, una meta inalcanzable a menos que veamos algunas mejoras en el sistema actual de asistencia sanitaria. Que haya pocos médicos para muchos pacientes, con poco personal de apoyo, impide satisfacer de manera adecuada las necesidades de información de los pacientes oncológicos.

Para terminar os contestaré a la pregunta que os hago, para mí la respuesta está muy clara: NO. No sé si por falta de tiempo, ganas o las dos cosas, pero creo que no damos la información ideal a nuestros pacientes o, al menos, no lo hacemos en la mayor parte de las ocasiones... Siempre nos faltará algo que decir, pero tenemos que procurar que ese algo sea lo más pequeño posible.



miércoles, 26 de junio de 2013

Foros y páginas útiles para pacientes con cáncer de mama



Cuando uno se enfrenta a una enfermedad como el cáncer no le viene mal hablar con otras personas que se encuentran en la misma situación. ¿Quién te puede entender mejor que alguien que está pasando por lo mismo? Por mucho que quienes te rodean y quieren lo intenten, nunca será igual que si quien habla contigo está viviendo algo parecido. 

Hace tiempo una amiga diagnosticada de cáncer de mama me comentó que le venía muy bien hablar con otras mujeres que están en su misma situación y de ahí que la entrada de hoy la dedique a las pacientes diagnosticadas de cáncer de mama. Ella es inglesa y me extrañó que me dijera que no había encontrado ninguno en español así que busqué, pregunté y aquí os dejo lo que encontré. 


La primera página que os voy a mencionar es la única donde encontré foros como tales y se trata de la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer). En ella hay un Buscador de foros que seguro os resulta útil. Si queréis interaccionar con los demás sólo tenéis que registraros (de una forma sencilla y bastante general) y, si no encontráis el tema que os interesa, os animo a que lo creéis a modo de testimonio y esperéis, fijo que pronto os contestan.


La siguiente es una página de referencia para todos los pacientes con cáncer y se trata de GEPAC (Grupo Español de Pacientes de Cáncer).  No tiene foros como tal pero sí que cuenta con muchos servicios para este tipo de pacientes (atención social, atención psicológica, asesoramiento jurídico, información médica...) así como actividades que pueden servir como punto de encuentro (tiene un calendario de eventos con talleres, reuniones...). Por todas estas razones no puedo menos que recomendarla.

Ir al inicio

De hecho de GEPAC surgió la inciciativa Toca Hablar destinada a las pacientes con cáncer de mama metastásico cuyos objetivos son:

  • Mejorar el acceso de los pacientes con cáncer de mama metastásico a la información, a los recursos y a la asistencia.
  • Llamar la atención sobre los pacientes con cáncer de mama metastásico. Crear una plataforma de información útil, contrastada y comprensible, que hable sobre sus necesidades específicas.
  • Hacer más claros y facilitar el acceso a los ensayos clínicos dirigidos a los pacientes con cáncer de mama metastásico.

En la sección Toca Hablar juntos podéis encontrar varios blogs que hablan sobre el cáncer de mama, los tratamientos y sus efectos. Aquí os añado uno de una paciente con cáncer de mama que comparte sus experiencias y seguro que puede serviros de apoyo y ayuda: elblogdeteresacarrera

Para terminar dos páginas con asociaciones de mujeres con cáncer de mama  y ginecológico con mucha información y enlaces que pueden seros útiles:








Dicho ésto, espero que todas estas páginas os sirvan pero, como seguramente me deje muchas, os pido un favor, si conocéis más os agradecería que me lo dijerais a modo de comentario para así poder ampliar esta entrada.

Gracias a Xose Manuel por pasarme otra página que recomendar:


Como nos explica él, es una web de apoyo a las mujeres tras su paso por el quirófano, procurándoles información práctica de cosas del día a día.





domingo, 15 de enero de 2012

¿Tú qué dirías?


Quienes tratamos a diario con personas diagnosticadas de cáncer no siempre lo hacemos bien. Es más, probablemente lo hagamos mal muchas más veces de las que imaginamos, sobre todo cuando se trata de un cáncer metastásico incurable. ¿Qué decir, qué no decir? Esto es lo que nos plantea una paciente diagnosticada de un cáncer de mama metastásico en el siguiente artículo que tanto me ha hecho pensar. Os recomiendo que lo leáis, sé que no os dejará indiferentes. Personalmente ahora siento que estoy bastante lejos de hacerlo bien... luego os contaré por qué. 


¿Qué le dices a una persona que tiene cáncer?

Como concluye Ann Silberman:

We With Cancer are just the same as we always were. We aren’t braver; we are just sick. We have the same hopes and dreams. So, just treat us normally, as you would want to be treated. Please, ask how we are doing and then take your cue from our response.

The one thing you should never do is put the onus of our illness back on us. We didn’t cause it by negative thinking, by eating a hotdog when we were 12, by sitting in the sun, or by not exercising. It just happens. I am positive in spirit but that won’t cure my cancer. Neither will being negative kill me. It’s not my fault. Never deny our reality, whether you agree with it or not.

When all else fails, what do you say to a person who has cancer?

“I’m sorry.”


Ann hace una gran crítica, dura pero constructiva, a la forma que tenemos de hablar a las personas diagnosticadas de cáncer. Como paciente que se encuentra en esa situación, bien sabe lo que dice y por qué lo dice y a mí me ha hecho reflexionar.
Nos recalca que los pacientes diagnosticados de cáncer son los mismos que eran antes del diagnóstico y no por tener cáncer son más valientes. Valiente es una palabra que deberíamos reservar para las personas que deliberadamente se ponen en peligro por ayudar a otro. Ellos, si pudieran salir de ésta, lo harían. 

Esta es mi reflexión: como oncóloga, cada vez que trato con un paciente diagnosticado de un cáncer avanzado que lleva varias líneas de quimioterapia, radioterapia, cirugía... y que sigue luchando contra él, no puedo menos que decirle lo mucho que lo admiro (a lo mejor no siempre se lo digo, pero siempre lo pienso y eso es algo que se nota, estoy convencida). Ahora, después de haber leído a Ann, siento que puede que lo esté haciendo mal. Pensé que decirles algo así sería bueno, pero puede que esté equivocada. No le llamo valiente, pero casi, le vengo a llamar luchador, fuerte y... ¿Eso es hacerlo mal? ¿Alguien podría contestarme?

Pero la parte más dura, la que más me ha hecho dudar sobre cómo hago las cosas es cuando nos dice, literalmente: "It’s awful to tell somebody to think positively. Do you think all those cancer patients who are now dead thought negatively? It’s not a good thing to put the burden of our disease on us."  

No paro de intentar que piensen en positivo o, mejor dicho, que no piensen en negativo (sobre todo cuando son pacientes que están en remisión y sólo piensan en el "y si", en el qué pasará, en el futuro incierto, en el miedo a la muerte... y siento cómo eso les va consumiendo. Entonces intento animarles como bien sabéis y tenéis un ejemplo en una entrada de hace unos meses.) Pero no pretendo que eso sea cargar la enfermedad a sus espaldas sino todo lo contrario, lo que quiero es que se quiten esa carga que llevan en la medida de lo posible. Sé que quienes están enfermos son ellos y no yo, que por mucho que lo intente no podré estar en su lugar hasta que no me pase a mí. Pero, ¿tan malo es decirles eso?.

A lo mejor se refiere más a los casos que no se curan a los que a veces se da falsas esperanzas, pero si esto es tal y como lo cuenta Ann, mucho me temo que no lo estoy haciendo bien. Y, ¿sabéis qué es lo peor de todo? Que no sé si sabría hacerlo de otra forma.

Cuando dice que pongamos la cara de indiferencia en la consulta, yo pregunto: "¿cómo?". Si cuando nos vamos a casa tras ver un paciente que está muy malito, o con mucha toxicidad asociada por nuestro tratamiento... no podemos menos que sentirnos fatal. Lo crea o no, nos importan, y verlos mal nos deja mal (no como ellos, no somos ellos, pero sí nos duele)

En fin, he aprendido de lo que nos dice Ann, pero me ha dejado planteándome cuántas cosas hago mal y lo mucho que lo siento. ¿Será que hacemos de lo fácil difícil al intentar animar cuando lo mejor es dejarlo estar?. Si una cosa sé, es que lo hacemos mal sin pretenderlo.

Aunque no me leen mis pacientes, si alguno acaba llegando a este blog, sólo puedo decirle que lo siento, intento hacerlo lo mejor que puedo pero no siempre lo consigo. Perdonadme. Intento estar a vuestro lado como mejor sé, tomo nota de las cosas que acabo de leer y espero ser capaz de mejorar aunque sólo sea un poco. Eso sí, una cosa podéis tener clara y es que nunca negaré vuestra realidad.  


Para terminar, una frase de Ann Silberman que me consuela:

"Nobody really knows what to do or say, and that’s part of being human."


miércoles, 2 de noviembre de 2011

Debemos caminar juntos



Hoy,  por medio de una buena amiga, me ha llegado un artículo de elmundo.es que quiero comentaros. Como siempre, os recomiendo que lo leáis, pero os recalcaré algunos puntos:



"La mejor herramienta del médico es la silla...", decía el ilustre médico Gregorio Marañón. "Para escuchar al paciente". Sin embargo, no parece suficiente. Sólo en el 25% de los casos, los oncólogos muestran empatía ante la angustia del afectado. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Duke, de Pittsburgh y de Texas (EEUU) presenta un programa digital con el que estos especialistas pueden aprender a manejar los miedos y las preocupaciones de quienes están afrontando un tumor avanzado."

"Este tipo de pacientes siente una enorme angustia y ansiedad y, además de sufrir considerables síntomas físicos, a menudo se encuentran deprimidos", explican los científicos en su artículo, publicado en 'Annals of Internal Medicine'." 

Como dice la psicooncóloga Carmen Yélamos "Es cierto que este tipo de pacientes le pone al médico en una situación difícil. Está formado para curar y, sin embargo, le faltan recursos para lograrlo", "Temen hacer preguntas por miedo a sufrir, a abrir la caja de pandora y no saber cómo manejarla".

Los cursos para desarrollar las habilidades de comunicación suelen ser caros, sobre todo en los EEUU, donde pueden llegar a costar 2000 euros. La novedad que aporta el equipo de Tulsky es haber "desarrollado un programa interactivo y menos costoso (unos 100 dólares) ... el médico puede intervenir en las conversaciones planteadas, ante las emociones negativas del paciente, de forma que obtiene feedback y así comprueba si puede seguir mejorando."

De tal manera que dada la importancia de una buena comunicación médico-paciente, especialmente en el caso de los pacientes oncológicos, cualquier método que facilite nuestra formación como oncólogos en ese aspecto es bienvenido y éste que mencionan en el artículo tiene buena pinta.

Como dice Yélamos " un paciente que se siente escuchado y mantiene conversaciones abiertas con su médico, seguirá todas sus recomendaciones y se sentirá satisfecho y tranquilo con la atención recibida. Además, esto también repercute en beneficio del médico, que se sentirá también más complacido con su trabajo". Al fin y al cabo, "deben caminar juntos".

Mirad si es importante, o si lo considero importante, que en este blog ya he hablado varias veces sobre ello:
Hoy vuelvo a hacerlo y esta vez quiero acabar con una experiencia personal y una pregunta:

El lunes despedí a un paciente que terminaba el tratamiento y al hacerlo viví una situación bastante difícil, de esas en las que una no sabe cómo reaccionar, qué decir, ni hasta qué punto implicarse....

Se trata de un paciente diagnosticado de un cáncer de pulmón que se despedía totalmente emocionado por el trato recibido durante el tratamiento por técnicos, enfermeras, secretarias, médicos... Al hablarme se le iban encharcando los ojos. Yo no sabía qué decir más que que me alegraba de que se hubiera sentido arropado durante el tratamiento y que le vería pronto. Él estaba tan sensible que si llego a dejar que mis emociones me dominaran los 3 llorando (él, su mujer y yo).

¿Y por qué llorar cuando acaba de terminar el tratamiento? Porque es un caso complicado, de difícil solución por haberse diagnosticado tarde (como lamentablemente sucede con muchos cánceres de pulmón). Tanto él como su mujer conocen el diagnóstico, el estado de la enfermedad y lo duro que es el tratamiento, pero él en ningún momento ha perdido la esperanza. El tratamiento con quimioterapia y radioterapia están consiguiendo una ligera respuesta y él está dispuesto a agotar todos los cartuchos que haya, sea como sea, si con eso consigue curarse. Es decir, mientras haya respuesta, seguirá luchando y teniendo esa esperanza.

Cuando me hablaba, no paraba de decirme lo mucho que agradecía las palabras amables, las sonrisas y buenas caras que había tenido durante todo nuestro tratamiento. Que hacía poco con su padre, en otro hospital, había recibido un trato bastante peor y ahora que veía ésto no podía menos que estar agradecido. Él mismo me recalcaba lo importante que son estas cosas para los pacientes y lo mucho que les ayudan a sobrellevar tratamientos tan duros.  

Al mencionarme lo de "Yo, doctora, con tal de curarme hago lo que sea" Yo sentí que se me caía el alma a los pies. Su mujer, sentada a su lado, nos miraba, me miraba con esa mirada que expresaba el deseo de así fuera mientras intentaba mantener los pies en la tierra por el miedo al qué pasará después... 

Recalcada por el propio paciente la importancia de un buen trato, unas palabras amables... mi pregunta es: ¿pensáis que debería haberle puesto los pies en la tierra resaltando lo difícil que es que se cure? ¿Cortar su esperanza así, de golpe y porrazo?

Yo creo que no, no lo hice porque no sentí que fuera a conseguir nada positivo ni bueno haciéndolo. Él conoce su enfermedad, sabe dónde está, sabe que el tratamiento es complicado y tiene razones más que de sobra para saber que todavía le queda mucha enfermedad (una adenopatía cervical de unos 10 cm se lo recuerda todos los días). Soy de las que piensa que si quisiera que se lo dijera me preguntaría por el pronóstico, las expectativas... y nunca lo ha hecho ni dejado entrever con sus palabras. ¿Vosotros cómo lo véis?

"Para saber hablar es preciso saber escuchar."
Plutarco

sábado, 23 de julio de 2011

Habla chucho, que no te escucho




De nuevo, una entrada de Miguel en Salud con cosas ha motivado que escriba una aquí. Se trata de:


Más que contaros de qué va os remito a ella, es muy recomendable. Al leerla me he dado cuenta de lo que pedimos a veces los médicos... de todo. Por pedir que no sea: un PET-TAC, RMN, el acelerador más moderno... Evidentemente cada uno tira para su casa, para su servicio y quiere tener lo mejor. 

Solemos intentar, como es lógico, que el paciente se haga todo en nuestro hospital. Es lo más rápido y cómodo para todos, empezando por el propio paciente, pero a veces no es posible. No todos los hospitales pueden tener de todo pero eso no significa que nuestros pacientes no puedan tener lo mejor o, al menos, no debería ser así. 

Normalmente, por lo que he vivido hasta ahora, si el paciente necesita hacerse una prueba o recibir un tratamiento que no podemos ofrecerle nosotros, les podemos remitir a otro hospital sin problemas. Es cierto que cuando hay una derivación de por medio todo se retrasa más que si fuera en nuestro hospital y por eso veo muy importante que, si se quieren hacer las cosas bien, se piense en esas opciones con tiempo . Si lo hacemos así el paciente acabará teniendo lo que necesita y cuando lo necesita. Por supuesto, siempre se puede poner como urgente o preferente para acelerar el proceso, pero lo ideal es tenerlo en cuenta a tiempo.

Para conseguirlo es necesario conocer esa posibilidad y de ahí la importancia de que haya una buena coordinación por un buen médico, normalmente un buen MAP, seguido de una buena colaboración entre las distintas especialidades implicadas en el caso. 

En demasiadas ocasiones, teniendo en cuenta que las cosas deberían ser así siempre, ésto no se da. Como médico especialista en una de esas especialidades que no tienen todos los hospitales, he de decir que a veces no se piensa en ella como otra opción de tratamiento y, o se omite, o se ofrece cuando ya es muy tarde...

No puedo evitar comentar cómo son muchas las veces en las que cuando ya no se sabe que ofrecerle al paciente y llega un período vacacional se piensa en: " A ver si con un poco de radioterapia mejora" A lo que yo digo: "Cómo?! Un poco de radioterapia?, Eso no es así!!!" Se ilusiona al paciente y cuando llega a nosotros y no podemos conseguir el milagro que espera se lleva un evidente disgusto.

Sé que hay casos muy complicados, que 4 ojos ven más que 2 y que nunca se sabe si otro podrá ofrecerle algo que tú no, pero... No sé, creo que a veces nos falta conocimiento (a mí la primera), sobre las distintas opciones y no hacemos las cosas todo lo bien que podrían hacerse. Sólo nos importa lo nuestro.

Cuando me quejo de esa frase de "un poco de radioterapia" lo hago porque evidentemente me toca directamente y me duele no poder obrar el milagro que se espera. Siento que a veces puedo llegar a quedar como la "mala", la que ha tardado en tratarle, la que le ha recomendado que no se trate porque difícilmente obtendrá un beneficio del tratamiento sino posiblemente todo lo contrario... Uf! Difícil.

El caso es que a veces pensamos mucho en lo nuestro sin pensar en lo de los demás. Nos obcecamos en lo que queremos para nosotros, en lo que podemos hacer nosotros y no vemos otras posibilidades ni escuchamos ni hacemos por aprender y mejorar. Creo que tenemos que aceptar nuestros límites, pedir lo que necesitamos pero con una buena justificación y, si no podemos tenerlo, derivar donde sí lo tengan.

No hacer lo de 1º yo, 2º yo, 3º yo... y, encima, si todo sale bien es cosa mía y si no... lo mando a otro que será el que tiene la culpa fijo, ¡cómo voy a ser yo!

Hay que escuchar más, seguramente si lo hiciéramos siempre todo iría mejor.

"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo."
Oscar Wilde

domingo, 3 de abril de 2011

La importancia de una buena comunicación


El viernes tuve uno de esos días que me hacen plantearme muchas cosas y necesito expresarlo, espero que no acabe siendo uno de los post kilométricos que a veces hago, intentaré que no sea así.

En los últimos días me han puesto varias interconsultas "urgentes" que a veces se hacen por el mero desconocimiento de lo que es la radioterapia. La frase de "dar un poco de radioterapia" es algo que he oído muchas veces, sobre todo cuando se trata de pacientes paliativos a los que ya no se sabe qué ofrecer. A lo mejor suena mal, no lo sé, pero no quiero que sea así. Lo que pretendo explicaros es que la radioterapia es un tratamiento fuerte que, cómo no, tiene sus efectos en el paciente. A veces se tolera muy bien, sí, pero si se trata de un paciente frágil con un IK bajo, es probable que lo tolere peor e incluso acabe dando un "paso para atrás", es decir, que no sólo no le mejoremos su calidad de vida sino que incluso la empeoremos. Cada caso, cada paciente, es un mundo y de ahí la importancia de la individualización de todos y cada uno de los tratamientos. 

El viernes me encontré con una interconsulta para valorar en 24 horas la posibilidad de tratamiento con RT holocraneal paliativa en una paciente de 85 años con un melanoma con metástasis cerebrales en progresión. Cuando ví la urgencia con la que pedían que la viéramos admito que me "enfadé", vamos, no me sentó demasiado bien que se diga. Sé que no debería haber sido así, pero no era algo urgente, no. Por tratarla un viernes no íbamos a adelantar nada y, más aún, no íbamos a mejorar en nada su situación.

Tras estudiar el caso subí y, para mi sorpresa, me encontré con una paciente con mejor estado general del que esperaba. Estaba alerta, colaboradora y, además, era encantadora. Muy agradable y simpática, todo un solete (a lo mejor os parece exagerado pero era de esas pacientes que tienen un no sé qué que qué sé yo que te hace cogerles cariño desde el primer momento). Cuando empecé a explicarles  las posibilidades de tratamiento (a ella, su hermana, su nieta y su hija), y les dije que en su caso era complicado decidir  al encontrarse en ese punto donde tanto tratar como no tratar eran posibilidades totalmente válidas, enseguida noté en su hija que algo pasaba, pero pensé que eso era mejor preguntárselo en privado, así que continué con la explicación.

Estaba terminando cuando llegaron su médico responsable en la planta y la psicóloga (desde el mes pasado han incorporado una psicóloga en el equipo de la unidad de cuidados paliativos de mi hospital para dar más apoyo a los pacientes y familiares, y la verdad  es que creo que es una iniciativa muy buena). Así que terminé, me despedí de la paciente y su hermana y salimos la psicóloga, la médico de planta, su hija, su nieta y yo.

Nos fuímos a hablar a la sala de información a los familiares y no habíamos llegado a entrar cuando tanto su hija como su nieta nos comentaron algo sobre la hermana. Lo "raro" que  había notado era  justamente la actitud de ella. Se negaba a aceptar que las cosas con la radioterapia podían no sólo no mejorar a la paciente, sino incluso empeorarla. El resto de la familia aceptaba la situación y era partidaria de dejarla tranquila, no meterla en líos que no garantizaban una mejoría notable, y menos aún cuando con el tratamiento médico con corticoides había mejorado la situación de manera importante. Pero su hija nos dijo que su tía pensaba que no se estaba haciendo lo suficiente por su hermana y les echaba en cara que no lucharan más por ella, las veía como las malas. Su médico responsable la recalcó que su hermana claro que era importante, pero las más importantes a la hora de tomar la decisión eran ella y su hermana (las hijas de la paciente). Aún así se veía que la hija que estaba presente se sentía mal con la actitud de su tía, no podía negarse a un tratamiento si su tía iba a verla como la mala, así que decidimos llamarla y hablar con todas a la vez.

A lo mejor os estáis preguntando que qué opinaba la paciente,  si ella podía decidir por si misma era ella  quien debía hacerlo.  Y por supuesto que era así, cuando la informé no dijo ni sí ni no, sino más bien dio a entender que era algo que decidiría con su familia (era la típica abuelita entrañable y si se metía en más tratamientos sólo era por ellas, porque vieran que por ellas lucharía hasta agotar el último cartucho).

El caso es que cuando llegó su hermana, tomó la iniciativa la médico de planta y explicó la situación de nuevo, dando a entender que dada la edad y lo extendido de la enfermedad, era mejor no hacer nada "agresivo". La hermana no acababa de entenderlo, así que la médico me dio a mí la palabra:  

"La radioterapeuta es la que mejor sabe si la radioterapia va a irle bien o no a la paciente, ella es la que tiene experiencia en ésto pero en mi opinión , basándome en mi propia experiencia, estoy de acuerdo con ella en que es mejor no hacer nada"

Llegó mi turno, lo 1º que me preguntó la hermana fue: "Pero de los efectos secundarios de la radioterapia se puede recuperar?! Y puede ir bien luego, no?!" 

Así que la contesté: "Puede recuperarse... o no".

Dada la edad de la paciente y lo extendido de su enfermedad no sabía si la daría tiempo a que eso pasara y podía pasarla lo que nadie quería y es que se apagara un poco más y acabaran diciéndome que la notaban peor, más somnolienta... menos "ella". La hermana seguía sin entenderlo, ¡también podía ir bien! Por qué no?!!! Así que su hija me miró y me pidió que dijera qué haría yo en su situación y se lo dijera tal cual a su tía.

Estas situaciones de: "Doctora, qué haría usted si fuera su madre?" son situaciones incómodas que los médicos intentamos evitar, no es nuestra madre y nunca se sabe al 100% que haría una en esa situación pero esta fue una de esas veces en las que tuve que decirlo, su hermana no lo entendería de otra manera así que lo dije tal cual: 

"No creo que la vaya a beneficiar en nada nuestro tratamiento, es más, pienso que puede incluso empeorar, apagarse y, aunque llegara a vivir algo más, no sería con esa vitalidad y simpatía que todavía desprende en algunos momentos".

Fue entonces cuando se desató esa escena incómoda en la que su hija se puso a llorar, la hermana me miró con cara de pena y resignación y su nieta, la médico y la psicóloga asintieron mostrando su aprobación a lo que acababa de decir. La hija se secó las lágrimas mientras la psicóloga se acercaba a abrazarla y dijo: "Entonces no hay más que decir", la tía asintió y, tras darme las gracias, salimos todas de la sala.

Y, ¡¿ cómo me quedé yo?! Hecha polvo, acababa de decidir no tratar a una paciente y no me sentía bien. Claro que pensaba, y pienso, que mi decisión era lo mejor para la paciente, en su situación meterla en tratamientos era alargar el final, (o no, podía ser que incluso lo acortara) y encima quitarle un poquito esa vitalidad y simpatía que me demostró cuando la valoré. Pero podía ser esa excepción, ese caso que va bien y yo le estaba quitando esa oportunidad... :( En fin, si hubiera sido hace un par de años la habría tratado sin dudarlo, y probablemente hubiera visto lo que, por desgracia, he visto varias veces: cómo se va apagando poco a poco y al preguntarle cómo le va, consigo una sonrisa a base de frases como "Ya queda menos! En nada terminamos. Mira que somos pesados a veces los médicos... " .

Como le dije a su hermana, a nuestra manera los médicos también sufrimos cuando las cosas van mal, ver cómo el tratamiento no les ayuda nos duele y los pacientes, cuando nos ven pasarlo mal porque las cosas no van bien, hacen lo que pueden por sacarnos la mejor de sus sonrisas, menos que con su familias, pero lo hacen.

En fin, no tengo una bola de cristal que me permita ver qué es lo que pasaría con la paciente en cada una de las opciones así que sólo espero que fuera la apropiada. Ese día lo terminé con una necesidad enorme de un abrazo así que para acabar os dejo esta imagen:


Aunque lo he intentado, como veis, no lo he conseguido, he vuelto a escribir uno de esos post kilométricos. Lo siento, pero lo necesitaba, espero no haberos aburrido.


sábado, 31 de julio de 2010

Mi opinión sobre la comunicación con los pacientes y sus familias


Hace tiempo que estoy intentando escribir este post y, aunque son varias las veces que lo he comenzado, no he conseguido centrarme hasta ahora. Espero que salga algo decente...

La comunicación del médico con el paciente y su familia, especialmente cuando las cosas no van bien y hay que dar malas noticias, puede llegar a ser complicada y me gustaría contaros mi punto de vista formado con mi excasa experiencia de algo más de 3 años...

El dar malas noticias es algo, por desgracia, demasiado frecuente en mi especialidad, a lo que tengo que enfretarme diariamente. Por si no lo sabéis ya, soy MIR 4 de Oncología Radioterápica y, aunque ahora empezamos a ver pacientes con tratamientos curativos, durante el pasado año y medio he visto muchos con tratamientos paliativos, es decir, tratamientos para mejorar la calidad de vida del paciente pero que no les curan ( les quitamos el dolor, cortamos sangrados que no se pueden resolver con cirugías u otros procedimientos, en ocasiones mejoramos su situación neurológica cuando aparecen metástasis cerebrales... pero no les podemos "curar"). Estos pacientes son especiales, de los más agradecidos en el mundo de la medicina. Aunque no sepan a ciencia cierta que lo que tienen no tiene solución (muchos no quieren "saberlo" u "oirlo" directamente), se lo imaginan y cuando les recibes con una sonrisa, les explicas amablemente y de forma comprensible lo que les vas a hacer y con qué fin, se ponen en tus manos con los ojos cerrados dispuestos a que hagas todo lo que creas conveniente por ellos.

Volviendo al tema (los pacientes paliativos me darían para otro post), cuando uno tiene que informar al paciente, centrándome en una especialidad como la mía, se encuentra con varios tipos de pacientes y familias:

1. El paciente que pregunta por lo que tiene, las posibilidades de tratamiento, el pronóstico... acompañado de una familia callada, que os deja hablar sin intervenir o haciéndolo en caso de dudas pero nunca os interrumpen:
Este para mí es el caso ideal, es muy fácil hablar con ellos y no sueles tener ningún problema a la hora de darle cualquier tipo de información. Claro está que cuando las cosas van mal y no se le pueden ofrecer nada más que tratamientos sintomáticos siempre es difícil...

2. El paciente callado, con la familia (normalmente su mujer o uno de sus hijos) que no para de hacer preguntas. (Sí, curiosamente, cuando la paciente es la mujer el marido siempre suele estar muy callado y ser ella la que pregunta... pero si el paciente es él casi siempre acaba hablando ella... ;))
Este caso es muy frecuente y normalmente tampoco se tiene ningún problema porque, aunque bromee con lo de la mujer que no deja hablar al marido, es cierto que cuando ésto pasa suele ser porque él quiere que sea así, se encuentra en cierto modo "bloqueado" con todo lo que le está pasando y prefiere que ella pregunte y, como no paran de decirme cuando hablo con ellos solos: "Dígaselo a mi mujer que es ella la que se entera y lleva todo". Mencionar que en el caso de los "abuelitos" prostáticos (encantadores todos ellos) es muy frecuente que no se enteren de nada. Les cuentas todo despacio, de la forma más sencilla y comprensible posible y cuando has terminado y les preguntas: "¿Alguna duda?" Ves cómo se quedan paralizados, con cara de no haberse enterado de nada pero no te lo dicen, sino que asienten como si hubieran entendido todo. A veces vienen solos, a vienen con su mujer que tampoco se entera... con lo cual te toca repetirles las cosas varias veces durante el tratamiento. Menos mal que suelen ir bien... Porque cuando las cosas van mal en este caso les cuesta mucho entenderlo, es difícil decírselo y, aunque finalemente consigues hacerlo de la forma más suave posible, te cuesta mucho trabajo. Este caso podría decirse que es el tercero:

3. Pacientes que no se enteran de nada (predominantemente gente mayor), saben que tienen un "tumor", "algo malo" o, mejor dicho, "algo que no es bueno" y tardan en asumir lo que les dices e incluso hay veces que no se enteran o prefieren no enterarse.
Añadir que en estos casos, al ser predominantemente gente mayor, gente que ha superado la esperanza de vida hace tiempo, que ha perdido hermanos, hijos, amigos... Ya tienen asumido que de algo tienen que morir y llevan bastante mejor este tipo de enfermedades. Le quitan hierro al asunto no dándole importancia a lo que les pasa y es aquí donde, por "culpa" del médico, de sus familiares... muchas veces nos encontramos con el ensañamiento terapeútico que tan poco me gusta. Por "complacer" a su familia, a su médico que le aconseja intentarlo..., se meten en un círculo vicioso de idas y venidas a la urgencia del hospital, ingresos... A mi modo de ver, todo un infierno por uno o dos meses de vida. Pero ¡¿qué vida?! No tienen calidad de vida y para estar así... en fin, otro tema que me tiene muy quemada y también daría para otro post entero.

4. Pacientes que, aunque quieren saber lo que les pasa, tienen una familia que: O bien antes de pasar a consulta se adelantan y te dicen susurrando que el paciente "no sabe nada". O bien, no les da tiempo a "pillarte" antes y cuando empiezas a hablar con el paciente, a preguntarle, te hacen gestos desde su posición detrás de él/ella o, si están sentados a su lado y el gesto puede ser demasiado cantoso, te miran con unos ojos... indescriptibles! (parece que si se te ocurre mencionar la "palabra" o decir lo más mínimo sobre la gravedad de su enfermedad te va a fulminar un rayo en ese mismo momento como castigo divino! Es increíble pero cierto...)
Este tipo de casos, a mi modo de verlo, son los peores. Tengo muy claro que el paciente tiene todo el derecho del mundo a saber lo que le pasa y a preguntarte lo que quiera pero, cuando se lo dices... ufff! Te caen unas! No llevan razón pero aún así te "regañan" te echan en cara que por tu culpa el paciente (su padre, su madre, su herman@, su marido...) va a llevarlo todo peor, se va a deprimir y le va a costar más superarlo... En fin , de todo. Y yo no digo que cuando notas que el/la paciente no quiere nada más que lo justo (como que vas a tratarle lo que le produce el dolor para quitárselo y que no precise tanta medicación...) le digas que tiene un cáncer de lo que sea que está muy extendido por todo el cuerpo y ya no se va a curar haga lo que haga. Eso no son formas y es cierto que podemos llegar a hundirles. Pero si el paciente te pregunta concretamente por lo que tiene, su pronóstico, te dice cosas como "Es malo, no?!" tienes que decírselo, no puedes ocultarle lo que le pasa porque su familia no quiera que lo hagas. Acaso se piensan que si no les dices nada nunca se enterarán? No son tontos ni mucho menos y saben perfectamente que algo les pasa, que las cosas no van bien... En fin, nunca entenderé esa postura, esa "sobreprotección" que me parece que no les hace ningún bien...

El caso es que llegado el momento de decir que no hay nada más que hacer, es el final, uno se encuentra con situaciones bastante difíciles. A nadie le gusta decir "Ya no podemos ofrecerle más tratamientos porque no están sirviendo de nada" y menos aún que "Es el final y para que deje de sufrir vamos a sedarle"... Esta última situación te la encuentras con frecuencia en las guardias y es una de las culplables de que cuando acabas salgas destrozad@ al día siguiente... :( Cuando el paciente empeora de madrugada, sin su familia presente, algo que tengo muy metido desde que pasó lo de mi padre es que antes de hacer nada llamen a su familia para que venga con la mayor brevedad posible. He vivido ese tipo de llamadas en primera persona y sé lo angustiosas que son. Se pasa fatal, parece que nunca llegas al hospital, que no vas a llegar a tiempo para "despedirte", pero se llega, en estos casos se suele llegar y, aunque se pase muy mal y sientas que se te cae el mundo encima, merece la pena. Yo lo agradecí mucho. Mi caso fue algo distinto porque estaba en la UCI, aguantó una semana más y cogí un miedo terrible al teléfono (el ser la médico de la familia tiene sus inconvenientes...) pero aún así siempre les estaré agradecida. Espero hacer bien actuando así...

Ufff! Siempre acabo emocionándome, lo siento! Para terminar deciros que personalmente siempre intento ser cercana en estas situaciones, no escatimo en abrazos si noto que la persona a la que le estoy informando está sola y lo necesita. Les dedico todo el tiempo que puedo y, aunque a veces me suponga pasar un mal rato, implicarme demasiado, no sé, si con esa actitud consigo hacerles un poco más llevadero el momento, me alegro. A lo mejor debería guardar más las distancias, lo sé, pero no me sale... :S (tiempo al tiempo?!)

Pero bueno, he de decir que no todo son malas noticias, también hay buenas noticias!!! Y esas valen tanto la pena que por eso no podría dejar nunca la medicina! Contaros que el otro día tuve el placer de darle el resultado de una prueba negativa a una paciente que tenía revisión de un sarcoma. No veas qué cara se la quedó al oirme que todo estaba bien, que no había tumor por ningún sitio! Cuando me sonrió y suspiró de alivio me sentí tan feliz! En fin, me alegré muchísimo, de una forma difícil de explicar pero os aseguro que por esos momentos, aunque sean pocos, merece la pena pasar los malos... ufff!

Lo que empezó pretendiendo ser un post sobre la comunicación con el paciente y su familia, ha acabado siendo una mezcla de todo... Prometo intentar no liarme tanto en futuros post.

"En tu relación con cualquier persona, pierdes mucho si no te tomas el tiempo necesario para comprenderla"
Rob Goldston