Come in, sit back, relax and make yourself wonderful |
Hace unos días que reviví lo que es estar al otro lado, no como paciente sino como familiar y he vuelto a comprobar que estar ahí no es fácil. El hospital como médico o profesional sanitario puede ser cansado, agobiante... pero ni punto de comparación a lo que se siente cuando se está en el lado del paciente o su familiar, eso sí que es duro y agotador.
Hemos tenido la suerte de que ha ido todo muy bien, pero quizás se podría decir que las condiciones en la planta no eran las que en un principio nos hubieran gustado y si digo ésto no es porque no haya salido contenta con el resultado ya que a día de hoy priorizo cosas como los profesionales que nos han atendido y el tratamiento que nos han hecho y eso para mi, en líneas generales, ha sido de 10. Estoy contenta por cómo ha salido todo, siento que hemos estado en las mejores manos en las que podíamos estar y estoy muy agradecida.
Lo de la planta lo digo porque nuestra habitación fue triple, tirando a estrecha, con un baño para tres (algo que, cuando hay preparaciones como la limpieza intestinal que es precisa para ciertas cirugías y te toca con otro compañero o incluso otros dos que se encuentran en la misma situación puede originar cuadros muy embarazosos. Sí, todo pasa y hay que tomarlo con humor y quitar hierro al asunto ya que no queda otra pero... ¡uf! Por mucho que lo hagamos el paciente lo pasa mal). Quizás a muchos de los que me estáis leyendo ahora mismo os pilla de sorpresa lo de la habitación triple pero sí, todavía quedan de esas habitaciones y en más hospitales de los que imagináis. Eso sí, nos tocaron compañeros muy agradables con quienes la convivencia fue muy buena y no podemos quejarnos en ese aspecto, fuimos afortunados y no cambiaría esa habitación triple por una individual en otro hospital con otros profesionales por nada del mundo. Aunque he de decir que creo, espero y deseo, que estos hospitales puedan ir reformándose poco a poco y, al menos, pasar a que las habitaciones triples sean algo excepcional.
Por mi parte, como médico que se formó allí sólo puedo decir que me trataron muy bien y pude elegir meterme más de lo que me metí. Si no lo hice fue porque ante todo era familiar y hay momentos en los que los nervios pueden hacer saltar emociones que siento es mejor quedarse para uno mismo. Hace años viví una situación totalmente distinta y, aún sabiendo las diferencias, el miedo a esas caras que ya vi en su día hizo que prefiriera mantenerme al margen en todo momento. En esta ocasión, que tanto enfermeras, auxiliares, anestesistas, cirujanos, compañeros oncólogos radioterápicos... me fueran diciendo lo bien que estaba yendo todo a lo largo de la cirugía me ayudó muchísimo.
Otra cosa que no quiero dejar de recalcar en esta entrada es algo que a veces yo misma no puedo evitar pero que no debemos olvidar: nuestros pacientes y sus familias y amigos no están en la situación que querrían, están angustiados, asustados... y a veces nos pueden resultar "pesados", "agobiantes", con preguntas que a nosotros nos parecen de perogrullo pero para ellos no lo son y se merecen que les respondamos con amabilidad y, si la ocasión lo merece, con una sonrisa que transmita confianza y calma. No digo que sea fácil, sé que muchas veces no lo es sino más bien todo lo contrario, pero no os imagináis lo que puede ayudarles en determinados momentos. Durante todo ingreso es probable que en algún momento no recibamos esa amabilidad que esperamos y deseamos y en esta ocasión no fue diferente pero lo cierto es que predominó lo bueno así que, para concluir, a día de hoy puedo decir que todo fue bien y estamos contentos. Un paso más superado, ahora a seguir avanzando y confiando en que todo siga la misma línea que hasta ahora.
Muchísimas gracias a todos los que os habéis interesado por cómo ha ido todo. He recibido y transmitido todo vuestro cariño y apoyo y nos ha sentado genial.
Para terminar hoy no puedo menos que compartir la lista que me ayudasteis a crear y que tanto me gusta y anima.
Por mi parte, como médico que se formó allí sólo puedo decir que me trataron muy bien y pude elegir meterme más de lo que me metí. Si no lo hice fue porque ante todo era familiar y hay momentos en los que los nervios pueden hacer saltar emociones que siento es mejor quedarse para uno mismo. Hace años viví una situación totalmente distinta y, aún sabiendo las diferencias, el miedo a esas caras que ya vi en su día hizo que prefiriera mantenerme al margen en todo momento. En esta ocasión, que tanto enfermeras, auxiliares, anestesistas, cirujanos, compañeros oncólogos radioterápicos... me fueran diciendo lo bien que estaba yendo todo a lo largo de la cirugía me ayudó muchísimo.
Otra cosa que no quiero dejar de recalcar en esta entrada es algo que a veces yo misma no puedo evitar pero que no debemos olvidar: nuestros pacientes y sus familias y amigos no están en la situación que querrían, están angustiados, asustados... y a veces nos pueden resultar "pesados", "agobiantes", con preguntas que a nosotros nos parecen de perogrullo pero para ellos no lo son y se merecen que les respondamos con amabilidad y, si la ocasión lo merece, con una sonrisa que transmita confianza y calma. No digo que sea fácil, sé que muchas veces no lo es sino más bien todo lo contrario, pero no os imagináis lo que puede ayudarles en determinados momentos. Durante todo ingreso es probable que en algún momento no recibamos esa amabilidad que esperamos y deseamos y en esta ocasión no fue diferente pero lo cierto es que predominó lo bueno así que, para concluir, a día de hoy puedo decir que todo fue bien y estamos contentos. Un paso más superado, ahora a seguir avanzando y confiando en que todo siga la misma línea que hasta ahora.
Muchísimas gracias a todos los que os habéis interesado por cómo ha ido todo. He recibido y transmitido todo vuestro cariño y apoyo y nos ha sentado genial.
Para terminar hoy no puedo menos que compartir la lista que me ayudasteis a crear y que tanto me gusta y anima.