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lunes, 11 de agosto de 2014

La eterna duda


Estamos en pleno verano, en la primera quincena de agosto y con las vacaciones lo de escribir y leer queda un poco en un segundo o tercer plano, pero no quiero perder la costumbre de actualizar Carpe Diem de cuando en cuando así que hoy os dejo aquí una entrada de KevinMD.com que recomiendo leáis y, si queréis y podéis, me deis vuestra opinión. Se trata de:

Quimioterapia: Dar a un hombre un día más de buena vida

Y es que es cierto que en el cáncer, así como en otras muchas enfermedades, a día de hoy la edad cada vez importa menos. Lo más importante es cómo esté, su estado general, ¿o no habéis visto a personas de 80 que aparentan 60 y viceversa? De ahí la importancia de las escalas de valoración del paciente oncológico. No porque el paciente tenga más de 80 años vamos a dejar de intentar curarlo y sobre eso reflexiona en esa entrada. Mi duda es encontrar el límite cuando sabes que, aunque el paciente tenga un buen estado general y sea un luchador, la probabilidad de curarle es si no nula casi nula y quizás los tratamientos sólo provoquen efectos secundarios que empeoren su calidad de vida. Puede que no pero, ¿y si es así y en vez de ayudarle consigues todo lo contrario? Esa es mi eterna duda.

Para terminar confieso que, intento hablar con ellos de las posibilidades y lo que pueden traer consigo los tratamientos (sus pros y sus contras) pero, si después de escucharme quieren luchar no soy yo quien les cierra la puerta, ¿y si todo sale bien? Os aseguro que eso sí que reconforta, y mucho (aunque lo contrario te hace sentir fatal...)




lunes, 21 de julio de 2014

Cuando lo estándar y protocolizado les parece poco


¿Qué hacer cuando un paciente se opone a la quimioterapia estándar y quiere de inicio un tratamiento  que en los ensayos clínicos que se están llevando a cabo está teniendo resultados prometedores? (si bien se trata sobre todo de otro tipo de tumores y casos diferentes al suyo) 

Yo no sé, me planteo una cosa, si se tiene dinero y se puede pagar ese tipo de tratamiento, ¿realmente se está haciendo lo mejor o simplemente se está haciendo lo que quiere el paciente y puede pagarse?¿Se puede acceder a lo que se quiera con dinero? 

Os diré que el tipo de tumor es un microcítico de pulmón T4N0M0 y, curiosamente, el paciente sí que ha aceptado una radioterapia local a sabiendas de que, si no recibe ningún tratamiento sistémico, no puede ser más que con intención paliativa para mejorar su sintomatología y, por ende, su calidad de vida, pero que nunca podría curarle por si sola ya que en este tipo de tumores tan agresivos es vital hacer un tratamiento sistémico para evitar que se extiendan y metastaticen a otros órganos (SNC, hígado...) . 

Entiendo que el pronóstico, se haga lo que se haga, es malo y el paciente lo sabe y lo que no quiere es pasar por una quimioterapia que le de mucha toxicidad y, encima, no le asegure nada. Pero, y aquí está mi duda fundamental: Si se ha negado a lo estándar y lo único que ha aceptado es una radioterapia local (paliativa), ¿cómo puede insistir tanto en probar un tratamiento que se está estudiando fundamentalmente en otros tipos de tumores y del que todavía apenas se sabe nada?, ¿realmente cree que no tendrá toxicidad alguna y le asegurará mejores resultados que la quimioterapia que ha rechazado?. Si os digo la verdad creo que sé la respuesta y es que por la familia se hace todo y por su mujer y su hija él quiere intentar algo, demostrar que va a luchar, pero siente un rechazo total hacia la quimioterapia y hará todo menos recibirla.

Me parece bien que vaya a pedir una segunda opinión y que, si le ofrecen lo que quiere (o similar) y puede permitírselo, se adentre en ello, pero no puedo evitar pensar que simplemente se está "engañando". Quizá esa no sea la palabra pero os confieso que cuando me habla de esas otras opciones y me pide mi opinión no puedo evitar mostrarme algo reacia a todo ello... Le apoyo y le daré todo lo que necesite, creo que rechazar lo estándar es una decisión más que respetable (y sé que lo ha pensado mucho antes de hacerlo), pero ahora intentar buscar una opción B a cualquier precio... uffff! Me siento fatal por ser incapaz de aceptarlo sin más y dejar de pensar en ello, pero, y mira que yo he vivido lo mío desde el punto de vista del familiar y le hice luchar muchísimo pero, a toro pasado, ¿mereció la pena? ¿le aporté algo bueno?... sé que no y eso me hace sentirme fatal y creo que hay que aprender a aceptar lo que no está en nuestras manos y, por mucho que lo neguemos y rechacemos, acabará pasando.




PD: Esta misma tarde hablé con él y su mujer de nuevo, le expliqué lo que había encontrado sobre los ensayos que hay y le di mi opinión. Hemos estado un buen rato en la consulta y sólo puedo deciros que he salido contenta, nos hemos entendido :).


domingo, 13 de abril de 2014

Cuando llega el momento de detener el tratamiento



La semana pasada tuve la suerte de vivir mi primer congreso europeo, mi primer ESTRO, ¡nada menos que en Viena! y he vuelto encantada con la experiencia vivida, tanto que en mi cabeza está hacer un buen resumen en Carpe Diem (o al menos intentarlo) y, si bien prometo que en breve me pondré con él, hoy no es el día. En esta ocasión, aprovechando que hace poco más de una semana os hablé de la radioterapia paliativa y de la importancia de hablar con los pacientes antes de decir que sí a todos los tratamientos, hoy quiero compartir con vosotros este artículo Jordi Varela en Avances en Gestión Clínica que para mí es una gran reflexión:


Como dice nada más empezar: "Un oxímoron es una figura retórica que consiste en poner de lado figuras de sentido opuesto. En este caso: quimioterapia y atención paliativa."

Y es que, "según datos norteamericanos, se sabe que entre un 20 y un 50% de los pacientes con cáncer avanzado reciben quimioterapia 30 días antes de morir" (¡en el último mes! y, más aún, diría que bastantes mueren con la quimioterapia o puesta o recién puesta. Cifras impresionantes pero que no me extrañan viendo lo que veo en mi día a día...)

Varela nos enlaza los resultados de un "trabajo llevado a cabo por el profesor Wright de la Harvard Medical School con 386 pacientes con cáncer avanzado que tuvieron entre todos una media de 4 meses de vida después de haber entrado en el estudio. Entre ellos, los que recibieron quimioterapia en los últimos meses de vida tuvieron más posibilidades de recibir, al final de su vida, actuaciones clínicas inapropiadas como resucitación cardíaca o ventilación mecánica, o de terminar sus días en una unidad de cuidados intensivos". (Porque, si eres el médico al que se le para el paciente que está en tratamiento actual con quimioterapia activa y no conoces el caso, las esperanzas reales de ese tratamiento que está recibiendo... ¿¿¿cómo no vas empezar a hacer la RCP??? ¡¡¡Tiene la quimioterapia puesta!!! y no tienes tiempo de revisar toda la historia antes de tomar esa decisión de si reanimar o no reanimar. Por eso siempre se ha de poner en el evolutivo del paciente terminal o, al que llegado el caso no se le han de hacer maniobras invasivas, lo de "Si PCR no RCP". Ya que eso significará que su médico, aunque esté intentando mejorar la esperanza de vida del paciente con una última línea de quimioterapia que cree puede llegar a hacer algo..., ha hablado con el paciente y con su familia y saben que, si no funciona y algo va mal será el fin y no se alargará la agonía de todos con un ingreso en UCI, intubado, con un tratamiento de soporte avanzado)

"La American Society for Clinical Oncology (ASCO) cree que la desaparición de la quimioterapia paliativa sería una auténtica "Triple Aim​​": más calidad de vida para los pacientes, menos efectos indeseados y menos costes. Aunque la gran dificultad de este asunto radica en decidir cuándo ha llegado el momento de detener el tratamiento" (Cuántas veces no habré hablado aquí de la importancia de dedicar tiempo a hablar con el paciente y su familia, explicar detenidamente los pros y los contras de los tratamientos, los posibles logros así como sus efectos secundarios que pueden no sólo no mejorar la calidad de la vida que le quede si no incluso empeorarla...)

"La Dra. Prigerson afirma que, llegados a previsiones de vida inferiores a 6 meses, los oncólogos son los que deberían saber plantear las cosas con claridad. En este punto debe haber un momento clave para planear el final, atendiendo a las peculiaridades de cada persona, pero sin medias verdades ni puertas semiabiertas hacia la nada. Hay que dejarle claro al paciente que en el final de vida, la atención paliativa, en contraposición a la quimioterapia, aporta confort; y hablar abiertamente del lugar donde se prefiere pasar los últimos días, facilita muchas decisiones que ocurrirán en el transcurso del proceso clínico." (Si se hablaran las cosas con más tiempo, se ahorrarían tantos sobretratamientos, tantas toxicidades, ingresos... pero, a día de hoy, ¿¿¿creéis que estamos cerca de conseguir algo así??? Yo creo que no, porque supone sentarse con el paciente y con su familia, con su marido, su mujer, su hijo, su madre... ese familiar que no asume que ha llegado el final y que si no le ofreces esa quimioterapia que tiene una mínima posibilidad de alargarle la vida que le queda, pensará que le "has dejado morir"... Los pacientes, llegados a este punto, suelen ser los que mejor saben lo que hay y, si se meten en esos tratamientos es por quienes quieren y dejarán cuando se vayan... )

El resumen final de Jordi Varela lo deja todo muy claro: "en un proceso avanzado de cáncer hay que hacer una evaluación continua de la eficacia de la quimioterapia y, llegados a pronósticos inferiores a los 6 meses, se debe plantear la "conversación" que dará el viraje oportuno hacia la atención paliativa y, por tanto, hacia un proceso de final de vida proporcionado a las necesidades del paciente"

A lo que yo añado: No es tan fácil esa conversación y, como oncóloga radioterápica que en ocasiones he de decir que no a un tratamiento, os aseguro que me cuesta mucho más que poner el tratamiento. Hemos llegado a un punto donde aconsejar no seguir con el tratamiento oncológico activo nos hace sentir mal... porque ¿y si resulta que en ese paciente estaba dentro de ese mínimo porcentaje al que puede que le ayudara a vivir algo más, con buena calidad de vida? Si somos realistas la mejoría de la calidad de vida y el tiempo que le queda puede que sea mínima y, sólo por no estar con el tratamiento cada semana, dos semanas, 21 días... merecerá la pena no hacerlo pero...


domingo, 12 de enero de 2014

La neblina mental de la quimioterapia



Este año quiero que sea un buen año para Carpe Diem con actualizaciones más frecuentes y para conseguirlo habrá entradas como la de hoy, sencillas para mí, pero creo que interesantes. Se trata de aquellas basadas en noticias como esta de elmundo.es  que me ha llegado esta mañana gracias a un buen amigo:

"Si le preguntan por los efectos secundarios de la quimioterapia, seguro que el primero que se le viene a la cabeza es la caída del cabello. Pero las secuelas de los fármacos oncológicos no se limitan a eso, y quizás los menos conocidos de todos ellos tienen que ver con las alteraciones cognitivas que sufren los pacientes, y que pueden aparecer incluso años después del tratamiento.

Despistes, pérdidas de memoria y de atención, dificultades en el lenguaje... las secuelas cognitivas de la quimioterapia no son unas desconocidas en las consultas de Oncología, pero sólo recientemente se han podido demostrar objetivamente mediante estudios de imagen cerebral (la quimioterapia provoca cambios físicos en algunas estructuras cerebrales, como una reducción en la densidad de la materia blanca observada en mujeres supervivientes a un cáncer de mama) y diversos análisis y test psicológicos. Hasta ahora, como admiten algunos oncólogos, esta neblina cerebral se atribuía a la propia confusión del paciente por el diagnóstico, a su edad, a la cirugía o incluso a las secuelas de la menopausia precoz inducida por algunos medicamentos."

Esos problemas mentales derivados de la quimioterapia suelen ser, continúa la doctora Blasco, muy sutiles al principio, pero más llamativos conforme pasa el tiempo

La doctora Blasco, especialista del comité de cuidados continuos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), admite que no se conoce el mecanismo exacto por el que la quimioterapia provoca esta especie de neblina mental (al fin y al cabo la mayoría de estos fármacos no atraviesa la barrera que protege el cerebro). "Probablemente existe una causa inflamatoria, una alteración de las citoquinas que afecta a la sustancia blanca, pero hoy por hoy no conocemos la fisiopatología exacta de este fenómeno".

El problema del llamado chemo brain es que varía mucho de unos pacientes a otros y existen numerosos factores alrededor de un paciente oncológico que pueden confundir sobre el verdadero origen de esos despistes .

De momento, como admite la especialista española, lo único que se puede hacer frente a este problema es tratar de detectarlo cuando antes, comentarlo con el oncólogo en cuanto empiecen a notarse las primeras lagunas o dificultades de concentración y poner a trabajar el cerebro con algún tipo de ejercicios mentales; "una especie de fisioterapia del cerebro".

En el artículo también mencionan que se ha descrito en pacientes con cáncer de mama tratadas sólo con radioterapia y que es más acentuado en las pacientes tratadas con quimioterapia y radioterapia. A ésto, desde mi posición como radioterapeuta, diría que la principal causa o, mejor dicho, donde es más frecuente, es en las pacientes tratadas con quimioterapia. La radioterapia tiene un efecto local y cuando de verdad se tienen más secuelas cognitivas originadas por la misma es cuando ésta se da a nivel holocraneal. De hecho, gracias a las nuevas técnicas más conformadas, se está reduciendo la dosis a nivel del hipocampo para disminuir las alteraciones de la memoria que origina, pero eso ya lo trataré con calma en otra entrada. Así que: Continuará... 



lunes, 24 de junio de 2013

Superhéroes contra el cáncer infantil


Hace unos días llegué que gracias a la página de facebook del Hospital Quirón  llegué a la siguiente iniciativa: Superhéroes contra el cáncer infantil.  

"Un hospital brasileño ha hecho de los niños superhéroes y de la quimioterapia un proceso de regeneración de sus poderes, rebautizando la dosis como 'Superfórmula' y transformando el área de oncología infantil en la 'Liga de la Justicia', consiguiendo también una conciencia de equipo que lucha contra un mal común.

Una idea que está ayudando a los niños en su propia lucha contra uno de los mayores villanos del mundo real."

Como ya he dicho en varias ocasiones en el blog, los niños con cáncer son admirables y es mucho lo que tenemos que aprender de ellos. La serenidad y fuerza con las que consiguen afrontar la enfermedad son asombrosas, llegan a preocuparse más porque sus padres no lo pasen mal que por ellos mismos. Cualquier cosa que pueda facilitarles el paso por ese trance, recordándoles que por mucho que maduren a pasos agigantados siguen siendo niños, es bienvenida. Personalmente esta iniciativa me ha encantado y en el siguiente vídeo os la explican mejor:



Dicho ésto, sé que no tiene nada que ver con la entrada, pero quería compartir con vosotros mi última presentación sobre el Estado actual de las pautas de quimio radioterapia neoadyuvante



Y para terminar uno de mis descubrimientos que me parece muy apropiado para una noche como esta, la noche de San Juan.

sábado, 2 de febrero de 2013

Todo me sabe mal, ¿qué hago?



Cuando uno se enfrenta al tratamiento del cáncer se encuentra con que tiene una serie de efectos secundarios que no sabe cómo manejar. A veces sólo son molestias que hacen el día a día un poco más difícil pero, al seguir siendo llevadero, ni siquiera se dicen al médico y eso no está bien. Deberíais decirles todo lo que os pase ya que, por pequeño que sea, vuestro médico ha de saberlo. En ocasiones sólo tendréis por respuesta un "es lo que toca, difícil remedio, pero pasará", otras os aconsejarán y otras os prescribirán medicamentos puntuales para resolverlas. Pero no dejéis de hacerlo, no sintáis que "es una tontería" porque no hay nada más lejos de la realidad. Todo es importante cuando se habla de la salud y puede que informando a vuestro médico ayudéis a otros pacientes que se encuentren en la misma situación en un futuro. 

Dicho todo esto, si hoy estoy escribiendo de nuevo es porque he decidido retomar las entradas en el blog dedicadas a esos efectos secundarios más comunes, tanto con la quimioterapia como con la radioterapia y pequeños consejos para intentar que se lleven un poco mejor. No voy a deciros nada nuevo, en Internet existen varias páginas llenas de consejos y mi objetivo es intentar ir reuniendo aquí los que considero más útiles.  

Como digo en el título de la entrada, la pregunta de hoy es: "Todo me sabe mal, ¿qué hago?"

Para contestarla deciros que me he ayudado de la página de National Cancer Institute, donde podéis encontrar todo bien explicado tanto en inglés como en español, yo simplemente os lo resumiré con mi punto de vista:

Los tratamientos del cáncer (quimioterapia, radioterapia...) así como los problemas dentales, mucositis, infecciones, medicamentos... pueden originar trastornos del gusto como la disgeusia (alteración del gusto), hipogeusia (disminución del gusto) o ageusia (pérdida del gusto) que hacen que el paciente evite la comida, pierda peso y acabe teniendo una peor calidad de vida.

Estas alteraciones del gusto pueden resolverse parcial o completamente una vez finalizado el tratamiento, pero a veces es necesario hasta un año para que vuelvan a la normalidad.

En cuanto a la radioterapia la xerostomía (boca seca), que se induce con la radioterapia a nivel de las glándulas salivares en los tratamientos de los cánceres ORL, altera o anula la sensibilidad de las papilas gustativas por períodos de 2 - 3 meses. Los sabores más afectados son el amargo y el ácido. El primer sabor en recuperarse es el dulce.

Visto el tiempo que puede llegar a tardar en recuperarse el sentido del gusto y los efectos que puede tener en la calidad de vida del paciente conviene hacer todo lo posible para hacerlo más llevadero. La simple modificación de los tipos de alimentos consumidos, así como el agregar de especias o sabores a los alimentos puede ayudar. Los cítricos pueden tolerarse bien si no hay llagas bucales o mucositis. Enjuagar la boca antes de comer puede ayudar a mejorar el sabor de los alimentos, siendo muy importante mantener una buena higiene bucal, cepillándose los dientes antes y después de las comidas.

Entre los consejos que hay para tratar los cambios están:
  1. Consumir comidas ligeras en porciones pequeñas, frecuentes y saludables. Comer poco pero muchas veces evitando las comidas copiosas que pueden acabar originando repulsión por sentir que no se puede con todo eso y, encima, no te sabe a nada o te sabe mal.
  2. Ser flexible. Consumir comidas cuando se tiene hambre en lugar hacerlo a horas de comer establecidas. No hemos de forzar que se coma a la hora de comer y todo lo que comería si no estuviera en tratamiento, muchas veces no se puede, el cuerpo lo rechaza, y obligándoles a hacerlo no se consigue nada. 
  3. Utilizar utensilios de plástico si los alimentos tienen sabor metálico. Parece lógico, ¿no?
  4. Probar los alimentos que más gusten. Es decir, que coman lo que les apetezca más y cuándo les apetezca. Lo que no se puede hacer es obligarse a tomar alimentos que nos saben mal. Hemos de buscar sustitutos que toleremos.
  5. Hacer planes para comer con familia y amigos. Supongo que este punto será para motivarles a comer.
  6. Hacer que otras personas preparen la comida. También puedes pedir comidas preparadas a domicilio. Imagino que por evitar los olores de las cosas sin hacer que pueden ser más fuertes y desagradables (como el pescado crudo...)
  7. Probar alimentos nuevos cuando se encuentra con un mejor ánimo. Si uno está más animado puede que hasta le sepa mejor, de hecho, cuando se está muy desanimado suele pasar que no te apetece comer porque " no te entra".
  8. Prueba otras fuentes de proteínas como pollo, pavo, pescado o alimentos de soja, si no te agrada el sabor de la carne roja. Los huevos también son ricos en proteínas.
  9. Un libro de cocina vegetariana o china puede ofrecer recetas útiles sin carne y con alto contenido de proteínas. Curioso, no lo había pensado pero parece interesante.
  10. Emplear caramelos de limón sin azúcar, chicles o pastillas de menta cuando se siente un gusto metálico o amargo en la boca. Son sabores "frescos" y fuertes que pueden ayudar mucho en estos casos.
  11. Agregar especias y salsas a los alimentos. Cuanto más especiados y más fuerte sea el sabor puede que  sepa mejor, es decir, sepa a algo.
  12. Comer carne con algo dulce, como salsa de arándano, jalea o puré de manzana. Parece que los sabores que tienen un umbral más bajo para su alteración son los amargos y los dulces los que tienen el umbral más alto, de ahí el usarlos más durante los tratamientos.
  13. Probar a comer alimentos fríos, como yogur o un sándwich, puesto que generan menos olores.
  14. Chupar hielo picado entre bocados; te ayudará a adormecer las papilas gustativas. Este, a mi modo de verlo, puede que sea más útil en verano, pero puede ayudar si los otros no funcionan.
  15. Evitar fumar. El tabaco no es bueno en general, pero si uno tiene inapetencia por la alteración del gusto dudo que fumarse un cigarro pueda ayudar en nada.



sábado, 25 de agosto de 2012

Lecciones y decepciones


Sanidad privada

"Yo pensé que la quimioterapia era para curarle, no para matarle"

Ante esas palabras, vosotros, ¿qué haríais? ¿qué diríais?. Hace una semana me las dijo la hija de un paciente que se encontraba ingresado en la UCI por un shock séptico, esperando el peor desenlace. 

Se trataba de un tratamiento con quimioterapia y radioterapia concomitantes con intención radical (curativa). El primer ciclo de quimioterapia le había dejado muy débil y,  llegó un "bichito" que pasaba por allí, le pilló por banda, sin defensas y le llevó a la peor situación, esa que nadie imaginaba ni esperaba, esa que nos sorprende a todos (familiares, amigos... y también a los médicos). Que, al igual que el "bichito", te llega cuando menos te la espera y te destroza anímicamente.

Ha pasado una semana y sólo puedo deciros que el desenlace fue el que me imaginé cuando comencé a escribir esta entrada, el paciente falleció poco después de que hablara con la familia y les dijera lo mucho que lo sentía, que cuando empezamos el tratamiento no nos imaginábamos que acabaría así sino todo lo contrario. (Qué puedo decir yo... Cuando vamos a por todas es porque creemos que es lo mejor para el paciente y, si no es así y tenemos nuestras dudas, lo hacemos porque el paciente y la familia quieren luchar hasta el final y agotar todos los cartuchos, aunque ésta era la primera situación).

El caso, y la razón de que os escriba hoy después de más de un mes de abandono del blog, es que si bien las cosas buenas nos llenan de alegría y energía para seguir donde estamos, las malas nos enseñan y motivan a mejorar (aunque sea a base de golpes... ).

Supongo que os imagináreis que cosas así pasan con cierta frecuencia (más de la que nos gustaría) y es cierto, pero ésto ha pasado en unos días en los que, por ser época vacacional, me encontraba de "responsable" del servicio y del paciente en concreto (al estar su médico fuera) y os aseguró que me destrozó. Me sentí culpable por no haber hecho las cosas mejor, por no haber actuado antes, cuando el paciente empezó a estar cansado (sin fiebre, sin dolores ni nada concreto, pero sí cansado). Los tratamientos de quimioterapia y radioterapia te agotan, causan lo que llamamos astenia y pérdida de apetito y pensé que poco a poco mejoraría, que si iba a más iría a urgencias... pero no fue así.

¿Que tenemos más pacientes, más tratamientos, más cosas que hacer y estas cosas pueden pasar? Sí, pero no he podido evitar sentirme mal.

Con el paso de los días, ese sentimiento ha cambiado por rabia, porque en concreto este paciente tenía un seguro médico que le cubría el oncólogo médico en un sitio y la radioterapia en otro a más de 40 kms de distancia. ¿Cómo pueden fragmentar así a los pacientes? Para los seguros son "clientes" y buscan el sitio del convenio con el que tengan el mejor precio, pero, y perdonadme la expresión, ¡joder! ¡¡¡Se trata de personas y su salud!!! Es como cuando el seguro de tu coche te dice que si quieres que te cubra tienes que llevártelo a tal taller a no sé cuántos Kms de tu casa o si no no te lo pagan. Un coche es un objeto y puede pasar (aunque fastidie) pero SON PERSONAS!!! Si un coche deja de funcionar, te compras otro. Pero con una persona, si se va no vuelve nunca más, la pierdes para siempre y nunca habrá otra igual.

Pero sí, por triste que suene, si algo he aprendido estos días es que muchos seguros médicos son una vergüenza. Piensan en clientes, dinero, caja... pero no en personas enfermas cuya vida depende de cómo, cuándo y dónde se les trate. Entiendo poco y me gustaría aprender de vosotros, pero igual que digo que la sanidad pública a veces es de vergüenza por cómo abandona a los pacientes a su suerte, lo de la privada, cuando se trata de los seguros... ufffffffffffffff!!!

Decepción, esa es mi palabra de hoy, y siento volver para contar algo así pero por algún lado tengo que empezar a canalizar todo lo que estoy sintiendo estos días. Gracias por seguir ahí, encantada de leer vuestras opiniones.


miércoles, 13 de junio de 2012

Seleccionando el mejor tratamiento



Esta mañana me levanté pensando que hoy era un buen día para actualizar el blog y, aunque tenía varias ideas en mente, un buen amigo me ha pasado una noticia que esta mañana salía en ELPAÍS.com y no puedo menos que compartirla con vosotros. Como siempre, os recomiendo que la leáis (más aún tratándose de mis compañeros en el USP San Jaime), pero aquí os dejo parte de ella:


“No hemos inventado nada, pero es una aplicación novedosa y eficaz que permite alagar la vida de los enfermos de cáncer”, asegura el doctor Antonio Brugarolas, director de la plataforma de Oncología del USP San Jaime de Torrevieja (Alicante).  

Se trata de analizar genéticamente el tejido enfermo, y  determinar “qué tratamiento es mejor para el enfermo, ajustarlo a su perfil, que sea más tolerante y menos tóxico”La clave para que esta técnica funcione es crear una plataforma de patólogos, biólogos moleculares y oncólogos perfectamente coordinados.

El doctor José Pascual Rebollo, oncólogo del programa de genética molecular, ha explicado que el análisis genético previo permite “establecer qué fármacos son útiles y los inútiles en cada paciente, al que se le plantean varias opciones”. 

Hasta ahora se ha aplicado en pacientes con enfermedades muy avanzadas y el próximo reto es aplicarla en fases más tempranas del cáncer, para mejorar la vida de los pacientes afectados y evitar molestias innecesarias en la quimioterapia. 

Y para terminar sólo remitiros a la infografía que tenéis arriba y resume de una forma sencilla en qué consiste todo éso.


jueves, 6 de octubre de 2011

La edad como condicionante del tratamiento


Hace unos días una buena amiga me pasó el siguiente artículo de elmundo.es

"La edad también cuenta para decidir cuál es la terapia más adecuada para tratar un tumor. De hecho, cuando a una mujer se le diagnostica cáncer de mama en una etapa avanzada de su vida, no recibe las mismas opciones terapéuticas que las pacientes más jóvenes. (...) Según expertos españoles, el motivo de esa diferencia es que "se tiende a creer que algunos tratamientos como la quimioterapia pueden resultar demasiado agresivos"

En el artículo habla de un estudio realizado en la facultad de Medicina de la Universidad de Atenas con casos de más de 9700 mujeres con cáncer de mama (divididas en grupos de menos de 65 años, entre 65 y 75 y mayores de 75) donde encontraron que el riesgo de morir por esta enfermedad en este grupo de edad era mayor incluso teniendo en cuenta otras posibles causas de fallecimiento.

Y no sólo pasa ésto con la quimioterapia sino que también se vio que la radioterapia era administrada con menos frecuencia en edades avanzadas.

Ante este estudio, el Dr. Miguel Martin (presidente del Grupo Español en Investigación en Cáncer de Mama y jefe de Oncología Médica del HUGM) dice: "Hay una percepción negativa de la edad por parte del médico. Se tiende a creer, de forma errónea, que algunos tratamientos no merecen la pena en determinadas etapas de la vida o que pueden resultar muy agresivos". La esperanza de vida ha aumentado y "si una persona de 70 años recibe la terapia adecuada puede vivir 20 años más". Por otro lado, "un tratamiento menos intenso puede ser incluso perjudicial".

Existe una falta de ensayos clínicos con personas que superan los 70 años. Los protocolos para los estudios sobre nuevos fármacos normalmente limitan la edad a los 71 años. Y como dice Miguel Martín: "Esto significa que no se conocen la tolerancia de los nuevos medicamentos en este grupo de pacientes y, por lo tanto, no se les puede indicar, porque no hay garantía absoluta" 

Pero no sólo existe un problema médico sino que también es un problema cultural. Como añade el Dr. Martín "cuando se plantea un estudio a personas de edad avanzada, el 90% rechaza participar por temas culturales, creen que es lo mismo que 'cobayismo' y, en muchos casos, las familias les disuaden. No quieren que sufran, tienen una idea fatalista del cáncer y les quieren proteger"

"Hay que ver caso por caso, pero "siempre que sea posible (hay que valorar su estado general de salud), al paciente hay que darle el tratamiento más adecuado, independientemente de la edad porque ofrecerle uno menos intenso puede ser incluso perjudicial".

Y para terminar, como dice el Dr Etienne Brain, del Hospital René Huguenin, del Instituto Curie (Francia), "No podemos privar de las ventajas que puede suponer un tratamiento como la quimioterapia a pacientes sólo por su edad".

En mi opinión, está claro, la edad no puede ser el único factor que determine si ponemos un tratamiento más o menos agresivo. Influye, de eso no cabe ninguna duda, pero no lo determina. A la hora de tomar una decisión hay que ver otras cosas como cuál es el estado general de nuestro paciente, la comorbilidad asociada que tiene... Como ya escribí hace tiempo, hay escalas de valoración del paciente oncológico que nos ayudan a la hora de tomar decisiones terapéuticas.

Nunca me cansaré de decir que tengo pacientes de 60 que parece que tienen 70 y a la inversa. Y a veces, por ser más jóvenes acabamos machacándoles más sin obtener resultado alguno (pero en ésto no voy a entrar ahora ya que aquí influyen cosas tan importantes como los deseos del pacientes, sus ganas de luchar y de agotar hasta el último cartucho aunque sólo sea por ese 1% en el que funciona). 

Pero no puedo terminar sin deciros que, aunque la teoría creo que la tengo bastante clara, en la práctica las dudas no me abandonan nunca. Dudas que aparecen con los pacientes mayores con un buen estado general en los que vamos a por todas, con el mismo tratamiento (o casi) que recibirían si tuvieran 20 años menos, y empiezan a deteriorarse según va avanzando el tratamiento pasando de tener 70 años aparentando 60 a aparentar 80 mal llevados y, algunos, no salen nunca. Claro, que si no hacemos nada nosotros puede que el cáncer se encargue de acabar con su vida... En fin, no sé si ésto es algo que se aprende con el tiempo o, por el contrario, será algo que nunca aprenderé. 

"La edad es sólo un número, algo para poner en los registros. El hombre no puede retirar su experiencia, debe usarla. Con la experiencia se logra más con menos energía"
Bernard M. Baruch